Existen distintas posibilidades terapéuticas para tratar los distintos tipos y causas de dolor, pero no existe ningún tratamiento que sea eficaz en todos los pacientes. Además la naturaleza del dolor puede cambiar con el paso del tiempo, por lo que tratamiento que antes era efectivo tal vez ahora deje de hacerlo o empiece a provocar mayores efectos secundarios. Si nota que la medicación ya no le alivia igual que antes o que siente más efectos secundarios, tal vez sea el momento de probar con otro tratamiento.
Si ha probado con varios tipos de medicamentos empleando dosis cada vez más elevadas y ha llegado a notar efectos secundarios inaceptables para poder sentir suficiente alivio, tal vez sea el momento de cambiar la forma en que se le administra el medicamento.
Para que el fármaco alivie el dolor debe llegar a los receptores del dolor del cerebro, la médula espinal o el punto donde de se siente dicho dolor. La cantidad de medicamento que llegue a esos receptores del dolor (y por tanto el grado de alivio de ese dolor) dependerá de la cantidad de fármaco que se administre (dosis) y de la forma en que se haga (método de administración).
Los métodos generales de administración de fármacos tales como pastillas, parches e inyecciones actúan inundando el organismo con gran cantidad de medicamento, pero sólo una pequeña parte de éste llega a los receptores del dolor. Por desgracia, en el caso de la morfina, la mayor parte del fármaco se queda en el resto del organismo, donde puede producir efectos secundarios como náuseas, vómitos, estreñimiento, somnolencia y otras reacciones adversas.
El tratamiento farmacológico intraespinal utiliza un método diferente. En lugar de inundar el organismo, concentra una cantidad de morfina mucho más pequeña directamente en el espacio intratecal de la columna vertebral, es decir, en un lugar más cercano al punto donde puede aliviar el dolor. En muchos casos ésto permite conseguir alivio del dolor del mismo modo o mejor que antes, pero empleando dosis mucho más pequeñas. En ocasiones se pueden reducir las dosis hasta en un 99,6 por ciento. Cuanto menor sea la dosis, menores serán los efectos secundarios y más fácil le resultará llevar el tipo de vida que usted desea.
Este tratamiento farmacológico intraespinal consiste en implantar mediante cirugía una bomba de infusión en la pared del abdomen debajo de la piel a la altura de la cintura y un catéter que va de la bomba hasta el canal espinal. La bomba cuenta con un depósito en el que se almacena el fármaco y un puerto para rellenar la bomba cuando se acaba el medicamento. El catéter es un tubito del tamaño de un spagueti que va de la bomba a la columna vertebral. La bomba y el catéter funcionan formando un sistema para administrar pequeñas dosis de medicamento de una forma precisa directamente en el espacio intratecal del canal espinal.
Bomba para administración de morfina a nivel intratecal
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Bomba para administración de morfina a nivel intratecal
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Posibles riesgos
Todos los tratamientos sin excepción conllevan una serie de riesgos y de ventajas. El tratamiento farmacológico intraespinal consiste en implantar mediante cirugía una bomba y un catéter, por lo que pueden producirse complicaciones quirúrgicas tales como infección, hemorragia y otras. Una vez implantado, el catéter puede tener una fuga u obstruirse, o bien la bomba puede dejar de funcionar, lo que haría necesaria una nueva intervención quirúrgica para resolver el problema.
La bomba NO cura, no es más que un dispositivo para administrar un medicamento que alivia el dolor.
Para recargar la bomba, el médico atravesará la piel con una aguja hipodérmica hasta perforar el puerto de la bomba. Una vez allí primero se vaciarán los restos de medicación y a continuación se administrará una nueva carga de medicamento. Éste procedimiento solo dura unos minutos, y dependiendo del modelo de bomba utilizado pueden transcurrir meses hasta que haya que llenarla de nuevo.